La ética de los medios de comunicación (EMC) es una disciplina generalmente comprendida como una ética aplicada, esto es, como una ética que aplica criterios normativos de las éticas filosóficas al análisis de problemas morales derivados de los medios de comunicación. Dichos criterios normativos provienen de éticas tradicionales como el deontologismo, el utilitarismo o el contractualismo. Estas éticas, generalmente, suponen un criterio de corrección moral basado en el razonamiento moral consciente de los individuos. No obstante, a la luz de investigaciones recientes sobre las características psicológicas que son favorecidas por los medios de comunicación contemporáneos, el razonamiento consciente suele estar en un segundo plano. Son los sesgos cognitivos los que prevalecen. Según investigadores como Bruce McComiskey (2017) o Lee McIntyre (2018), este fenómeno se debe al asentamiento de un nuevo paradigma mediático, denominado ‘posverdad’. Una de las características más relevantes para comprender este nuevo contexto es una preeminencia de la apelación a las emociones por sobre el análisis racional y el cotejo de evidencias. Algunos ejemplos concretos relacionados son las múltiples teorías conspirativas antivacuna, la subestimación de los riesgos que conlleva no atender al distanciamiento social, el consumo de remedios alternativos, etc. Teniendo en cuenta este contexto, la perspectiva tradicional de la EMC, la cual supone un enfoque estrictamente racionalista de los agentes, ha evidenciado poseer numerosos problemas. Uno de sus indicios más claros ha sido la escasez de producciones académicas provenientes de dicha disciplina, a la hora de buscar posibles soluciones a los efectos nocivos de la ‘infodemia’. Frente a la difusión indiscriminada de desinformación y de las dificultades que posee la EMC tradicional, urge buscar perspectivas alternativas.
A lo largo de estos últimos años pandémicos, la alfabetización mediática demostró ser un enfoque preventivo que ofrece guías a futuro para contemplar las influencias negativas de los medios de comunicación, incluso en el contexto post-pandemia. Ahora bien, este énfasis en las potencialidades de la alfabetización mediática requiere, al mismo tiempo, una revisión de sus supuestos tradicionales, con el fin de optimizar sus características para el contexto venidero. Uno de los aspectos centrales de esta revisión se relaciona con la inclusión de la injerencia que poseen los sesgos cognitivos en la utilización de los medios digitales contemporáneos, en los cuales proliferan las fake news y la información errónea. Durante la pandemia, un claro ejemplo de ello de ha sido la difusión de las ya mencionadas teorías conspirativas antivacuna, cuya creencia implica significativos problemas de orden ético. Con el fin de contemplar la influencia de los sesgos cognitivos, en esta ponencia se hará énfasis en el posible aporte de la ‘metacognición’, cuando es comprendida como un componente fundamental de la alfabetización mediática.