El miércoles 3 de Mayo de 2023 una orientadora de aprendizajes, integrante del equipo de orientación escolar de una escuela primaria de Bahía Blanca, salió en su automóvil rumbo a la periferia de la ciudad para visitar la casa de una estudiante y procurar su asistencia a un operativo sanitario el día siguiente.
Minutos después, ya en el hogar, se encontró con una situación de emergencia y debió realizar RCP sobre el cuerpo inerte de la joven. Tras varios minutos de practicar reanimación sobre el suelo a una niña helada y con los ojos abiertos, la orientadora se detuvo y pudo oír un quejido apenas perceptible.
La situación -se conoció después- se debió a un caso de infección -shigelosis- que afectó a la niña, a sus 3 hermanos y a sus padres. Ella y uno de sus hermanos fueron trasladados en ambulancia y derivados a terapia intensiva, dos días después pasaron a piso, y para el cuarto día la familia pudo reunirse nuevamente.
La desgracia resultó abordada justo a tiempo, pero la cobertura periodística del episodio, principalmente por parte de un multimedio local, retrató a los padres como monstruos maltratadores que forzaron a su hija e hijos a comer materia fecal.
Hoy esa familia padece las consecuencias de la difamación en forma de agresiones espontáneas de personas que dan por ciertas las mentiras publicadas. Hoy no pueden volver a su hogar, definido como "la casa del horror" en titulares donde también se publicó el domicilio completo.
Ante esta situación, la orientadora y quien escribe, participantes de una organización que desarrolla un programa de alfabetización mediática, decidimos trabajar en la producción de la serie transmedia #bahiave bahía oculta, donde abordamos el detalle, el contexto y la complejidad de lo sucedido; en conjunto con acciones para problematizar la realidad social e informativa de nuestra ciudad.
En la serie abarcamos temáticas como el organigrama escolar del sistema educativo provincial, la interacción con diversas dependencias del gobierno municipal, cifras y trayectorias históricas en torno a esta interacción, la naturaleza de una agenda informativa altamente concentrada y opaca, junto con propuestas específicas para mejorar la situación.
Deseamos relatar en este congreso nuestra experiencia, donde la tecnología digital empleada para propagar desinformación y promover discursos de odio a una escala corporativa, puede también ser usada a una escala comunitaria para producir contenidos que promuevan la alfabetización mediática y la ciudadanía digital.
Producir así un relato a partir de las propias voces y con los propios recursos de quienes protagonizan estas adversidades cotidianamente, con el fin de señalar, describir y problematizar una situación; pero también de proponer formas autogestivas para construir escenarios superadores.