La filósofa Ingrid Robeyns defiende una visión de justicia distributiva denominada limitarismo económico que sostiene que deben existir límites máximos a la cantidad de ingresos y riquezas que una persona puede tener. En el presente trabajo se sugiere que es posible reforzar la defensa del limitarismo mediante un argumento adicional a los dos presentados por la autora. Un argumento complementario posible que aquí se ensaya se vale de los aportes de distintas disciplinas científicas para mostrar que las economías de las sociedades actuales son de tipo posicional, y que ello trae aparejado una serie de inconvenientes que pueden ser resueltos mediante el limitarismo económico.