Mesa 28:Zonas de contacto en las literaturas en lengua francesa, inglesa, española, portuguesa, italiana y alemana

La escuela colonial como factor de transculturación en L’Aventure ambiguë de Cheikh Amidou Kane y L'Étrange destin de Wangrin de Amadou Hampaté Ba

  • Biorda, María Celeste (FHAyCS-UADER)
  • Muñoz, Gabriela (FHAyCS-UADER)
Resumen

En los territorios de la antigua África Occidental Francesa, las escuelas son, durante el período colonial, lo que Marie Louise Pratt llama una “zona de contacto”, es decir “espacios sociales donde las culturas se encuentran, chocan y se enfrentan, a menudo dentro de relaciones altamente asimétricas de dominación y subordinación” (Pratt, 1991: 31). En efecto, durante ese período, la escuela es instalada en las colonias con el objetivo de lograr una “sana administración” (Dioffo, 1964: 35) a través de la formación de personal administrativo subalterno a nivel local, ya que, en términos de Achille Mbembe (1996: 29), las sociedades conquistadas eran consideradas “informes, irracionales y primitivas”. Sin embargo, el colonizado que accede, acepta, o es llevado por la fuerza a la escuela, va con sus propios objetivos o con los que le asigna su comunidad de origen, de manera que los efectos deseados por la colonia no son necesariamente los obtenidos. En palabras de Pratt (1991:25) “Mientras la metrópolis imperial tiende a imaginar que determina la periferia (...), por lo general es ciega frente a la dinámica opuesta”.
Las dos novelas que estudiaremos forman parte del corpus que Boniface Mongo-Mboussa (2002) considera los “clásicos” de la literatura francófona africana. Diez años separan la publicación de L’Aventure ambiguë de L’Etrange destin de Wangrin. Sin embargo, ambas novelas sitúan su acción en el período colonial, dando cuenta de las particularidades de la administración francesa y sus diferentes zonas de contacto. En ese sentido, nos interesaremos en el escenario de la escuela con el fin de mostrar de qué manera se constituye como un espacio de tensión donde confluyen diferentes lenguas, culturas de enseñanza y de aprendizaje divergentes y proyectos colectivos contrapuestos.
Estos encuentros y rupturas afectan de formas diferentes a ambos protagonistas, quienes atraviesan un proceso de transculturación (Ortiz, 1983) en donde “seleccionan e inventan a partir de los materiales que les son transmitidos por una cultura dominante” (Pratt, 1991: 32), para apropiárselos y darles una significación propia, escapando así a la dicotomía dominación/subordinación con que se representa habitualmente las relaciones coloniales.
Esta intersección de culturas, con sus contradicciones y tensiones entre África y Occidente, modernidad y tradición, se ve reflejada en la complejidad de las construcciones identitarias de los sujetos, quienes disponen de “una gran capacidad para movilizar no una, sino varias identidades fluidas que deben ser constantemente negociadas” (Mbembe, 2000:143), siendo esta pluralidad alternativamente fuente de conflictos o de orgullo para estos.